No esperamos a la persona que tolere
nuestros pequeños fallos...
sino que le gusten.
Serie: Cómo Conocí a Vuestra Madre
(a veces profundo...)
El brillo intermitente despertó la curiosidad de esos hombres hambrientos de señales. No. No podía ser una estrella; porque ese brillo estaba allí, sobre la misma línea horizontal que ellos. Participaba del movimiento de las mismas olas, rodeado por los mismos témpanos y el mismo desamparo del frío y las tormentas. Tenía que ser un signo de presencia humana. Era un faro.
Fuente: buenasnuevas.com