Tu presencia es vida,
lo creativo reside en tus ojos.
Maravillas imperceptibles se presentan
cuando solo estás.
Merecedor de bondades infinitas,
de magias, de deseos, de sueños...de una flor.
Haces renacer, me envías con palabras a lugares
finitos a ojos no entrenados,
infinitos para ti.
Eres, no dejes de existir.
Motor que mueve el mundo,
incansable siendo feliz.
Duende que me despierta de pensamientos dormidos.
Mi mente no te asimila, necesita llorar, gritar, voltea a tu merced.
Manos de mi marioneta - alma por unos instantes
que se hacen eternos en este mundo singular de carcajada infinita que tú creaste.
Solo una palabra mas, acéptala:
gracias.
Reflexiones en Abelardo Sánchez para un filósofo