Tu alma, una isla.
Yo, palmera ermitaña.
Un río que nos separa.
Puente infinito en abismo tendido,
que inútilmente atrapa.
Atrapa sentimientos, rencores,
vómitos de dolor con rasguños,
gritos de socorro,
socorro dormido.
Y aún así te miro,
desde el puente.
A regañadientes en el sillón - Algún lugar del hipotálamo
martes, 11 de febrero de 2014
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