martes, 5 de abril de 2011

Miradas de normalidad fingida



- Hola, ¿qué tal estás? ¡Te veo mejor que nunca!
-Bien, estoy bien....
(...Mentira, bien estaba cuando no sabía nada.
Cuando la enfermedad se movía en el interior con cara escondida
entre puños de férreo acero. Mientras tanto, yo estaba bien.
La comida me sabía a simple comida, ahora me sabe mal
con la esperanza de que pronto sea el mejor bocado del mundo,
un sabor a disfrutar día a día si todo va bien.
El aire era simple aire, ahora, disfruto a cuentagotas de este placer
antes no percatado, con la esperanza de que pronto roce mi cara
sin preocupación de que cambie mi estado de salud
y tenga que volver al hospital cuando no me corresponda y
precipitadamente.
Así podría nombrar las mil y una maravillas que nos rodean
inconsciente y constantemente, todos los días.
Pero, como siempre, la razón la tiene el dicho más que conocido:
hasta que no se pierde, uno no sabe lo que tiene.)

Divagaciones de diván, yo.

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