En mi mente zozobra una duda,
¿dónde se esconden las palabras que no sabemos decir?
Un momento oportuno y la palabra no aparece,
la frase magistral para calmar el alma de la otra persona,
para acallar las lágrimas, para transmitir la calma.
Esas palabras...no aparecen.
Permanecen en un sitio recóndito, en una cueva.
Un día quiero zambullirme dentro y descubrir el porqué de su refugio.
Creo que las palabras meditan, tienen personalidad y les puede el miedo,
el cerebro solo indica el camino a las palabras despistadas y les señala
la oquedad para guarecerse y allí, con mirada obnubilada
esperan a que pasen los segundos, minutos y horas para no salir.
¡Es una gran responsabilidad para unos seres tan efímeros como las letras!
Reflexiones de una noche de otoño
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